El gigante sudamericano, tercer mayor exportador agropecuario del mundo, busca consolidarse como líder global en bioinsumos, productos naturales que reemplazan a los agroquímicos y regeneran los ecosistemas. Con una industria sólida, investigación científica avanzada y una biodiversidad única, Brasil apuesta por una agricultura más limpia y resiliente.
La Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones e Inversiones (ApexBrasil) impulsa una estrategia nacional para fortalecer la exportación de tecnologías verdes y posicionar al país como referente de sostenibilidad agrícola. Su meta es convertir los bioinsumos en la base de una nueva economía rural circular, menos dependiente de fertilizantes sintéticos y pesticidas.
El crecimiento del sector fue vertiginoso: el uso de bioinsumos aumentó un 22 % anual en los últimos tres años, superando ampliamente la media global. En la última cosecha, estos productos trataron más de 150 millones de hectáreas, consolidando a Brasil como una potencia en producción sustentable.
Con más de 170 empresas especializadas y más de mil productos registrados, el país avanza hacia un modelo agrícola que une rentabilidad, ciencia y biodiversidad.

Bioinsumos frente al cambio climático
El desarrollo de bioinsumos brasileños responde a uno de los mayores retos globales: producir alimentos sin degradar el ambiente. A partir de microorganismos y extractos naturales, estos productos mejoran la fertilidad del suelo, fortalecen las plantas y reducen la necesidad de agroquímicos.
En cultivos como soja, café o caña de azúcar, su aplicación demostró aumentar la productividad y disminuir el consumo de agua y nitrógeno, dos recursos críticos frente al calentamiento global. Esta eficiencia ecológica los convierte en una alternativa estratégica para mitigar las emisiones del sector agrícola.
Además, al estar adaptados a las condiciones tropicales —altas temperaturas, lluvias irregulares y suelos desafiantes—, los bioinsumos brasileños ofrecen soluciones replicables en otros países del sur global, donde las condiciones climáticas son similares.
Ciencia, cooperación y liderazgo verde
El impulso a los bioinsumos es fruto de décadas de colaboración entre universidades, centros de investigación e industria. Instituciones como Embrapa desarrollaron tecnologías basadas en biología sintética e inteligencia artificial para identificar microorganismos que protegen cultivos y regeneran suelos degradados.
Con el “Proyecto Bioinsumos de Brasil”, lanzado por ApexBrasil y Croplife, el país busca expandir esta tecnología a América Latina y luego a Europa y Norteamérica. El plan incluye alianzas científicas, ferias internacionales y una marca global que posicione la biotecnología brasileña como modelo de innovación sostenible.
Esta estrategia refuerza el liderazgo del país en agricultura tropical y su compromiso con una transición hacia sistemas alimentarios más verdes, competitivos y socialmente inclusivos.

Las ventajas de una agricultura regenerativa
La expansión del uso de bioinsumos en Brasil ofrece múltiples beneficios ambientales y económicos. En primer lugar, reduce drásticamente la contaminación de suelos y aguas al sustituir pesticidas sintéticos por microorganismos naturales. Esto mejora la salud de los ecosistemas y favorece la polinización.
En segundo lugar, fortalece la seguridad alimentaria al mantener la productividad sin agotar los recursos naturales, garantizando suelos fértiles a largo plazo.
Por último, genera empleo calificado en zonas rurales, promueve la economía circular y posiciona a Brasil como modelo de desarrollo agrícola sustentable en un mundo que exige alimentos limpios y trazables.
Con su apuesta por los bioinsumos, Brasil no solo redefine su agroindustria, sino que demuestra que la rentabilidad y la sostenibilidad pueden crecer de la mano.