Nutrición en maíz. La estrategia integral de AKO Agro frente a suelos fríos y deficiencia de zinc

Hay dos problemáticas técnicas cruciales que afectan el establecimiento y el potencial de rendimiento del maíz temprano: la exposición a suelos fríos y la deficiencia generalizada de zinc (Zn) en gran parte del suelo argentino.

Frente a esto, la compañía AKO Agro propone una estrategia integral nutricional para cubrir las necesidades del cultivo.

Siembra temprana: desafíos

La siembra temprana de maíz se presenta en esta campaña 2025/26 como una estrategia competitiva y con gran potencial de altos rendimientos. Esto se debe a que luego de un invierno con lluvias, hay perfiles de suelo excepcionalmente recargados, lo que da una ventaja única para la siembra anticipada.

Como desventajas, está la problemática de exponer el cultivo a suelos fríos. La ingeniera agrónoma Victoria Cornaglia, asesora de AKO Agro, explicó que, si bien el maíz puede germinar a partir de los 10°C, “es un cultivo que necesita entre 21 y 27 grados de temperatura óptima para germinar”.

Cuando las temperaturas caen por debajo de ese umbral, se corre el riesgo de que “la semilla no germine o -si germina- que sea una planta muy poco vigorosa”.

Cornaglia destacó que “hay un periodo crítico de 24 a 72 horas luego de la siembra, cuando la semilla absorbe agua, y si hay un enfriamiento del suelo en este período, por ejemplo, por heladas tardías, puede causar hasta muerte de la semilla”.

Por ello se busca darle a la implantación todas las condiciones posibles para que, si sucede un enfriamiento del suelo, el cultivo esté nutricional y fisiológicamente equilibrado y fuerte.

Otro gran problema analizado por AKO es la deficiencia de zinc (Zn), prevalente en los suelos de la región Pampeana y a lo largo de todo el país. Este micronutriente es vital para el desarrollo del maíz.

La asesora técnica detalló que “el zinc en el cultivo de maíz participa en procesos claves como son la producción de proteína, la activación de enzimas (que participan en procesos metabólicos) y en la producción de auxinas, una hormona de crecimiento esencial para el desarrollo radicular y en la producción de granos”.

Además de la nutrición de base para el maíz en NPK (nitrógeno, fósforo, potasio), Cornaglia enfatizó que “el otro nutriente que es fundamental en el período de implantación y emergencia es el zinc”, haciendo especial hincapié en La Ley del Mínimo de Liebig, un principio fundamental en la nutrición vegetal, que establece que el crecimiento de una planta está limitado por el nutriente esencial que se encuentra en menor cantidad, incluso si todos los demás están en niveles adecuados”.

La propuesta de AKO

Para hacer frente a estos desafíos, la firma propone un plan nutricional que cubre las necesidades del cultivo en cada etapa de su desarrollo.

Con aplicaciones desde semilla de Nutri Plus Zinc, se logra un aporte balanceado de macro y micronutrientes, entre ellos 10 % de Zinc. Al asegurar que el cultivo esté bien nutrido desde el inicio, se logra una planta más vigorosa, con un mejor sistema radicular, capaz de explorar el suelo para captar de manera eficiente el agua y nutrientes.

El impacto de esta nutrición temprana se traduce directamente en los resultados finales, al punto que la ingeniera Victoria Cornaglia afirma que “un cultivo bien nutrido con aporte de Zinc puede marcar una diferencia entre el 5 y el 15% de aumento de rendimiento, contra un cultivo que no fue fertilizado con zinc y ese elemento estaba deficiente en el suelo”.

Para los primeros días de emergencia, Ako ofrece la tecnología AKO ZINC MAX AG, un producto exclusivamente diseñado para aplicaciones en conjunto con Glifosato, lo cual facilita notablemente el manejo en el cultivo, al aprovechar la entrada con el herbicida.

Para el resto del ciclo de vida del cultivo, la empresa posicionó el producto Nanocover, con tecnología de nanofertilizantes, destacándose como pionera en el uso de esta tecnología avalada por organismos oficiales.

La eficiencia de este producto radica en el tamaño extremadamente pequeño de su partícula (entre 1 y 100 nanómetros), que le permite penetrar eficientemente en los tejidos vegetales, y llegar a los órganos clave con menor gasto energético.

Cornaglia destacó: “Esto se traduce en una reducción de las dosis por hectárea y una mejor absorción de nutrientes, pasamos de aplicar 2 litros/ha de otros fertilizantes foliares, a un Nanocover que se aplica a dosis de 250 cm3 por hectárea”.

Esta reducción en la cantidad de producto por hectárea, que también baja el costo logístico, sumado a la mayor eficiencia de aprovechamiento de los nutrientes, es clave en la visión de la empresa. “Logramos un producto más sustentable, con una marcada disminución del impacto ambiental”, enfatizó la profesional.