Agustín Uranga, uno de los fundadores de ZoomAgri, contó cómo la empresa logró posicionarse en 25 países con soluciones que combinan imágenes e inteligencia artificial para identificar variedades y determinar calidad física en soja, trigo, cebada y maíz
Hace más de siete años, cuando todavía la inteligencia artificial no ocupaba la agenda pública, un grupo de emprendedores argentinos decidió aplicarla a un área de la agroindustria poco explorada: la postcosecha. Así nació ZoomAgri, una compañía que desarrolló herramientas capaces de analizar muestras de granos a partir de imágenes, agilizando procesos que antes requerían horas de trabajo manual.

“Lo que hacemos es complementar y hacer más eficiente la labor de quienes analizan granos. Con una foto, la IA determina el porcentaje de granos dañados, quebrados o verdes, algo que tradicionalmente hacía una persona con su ojo entrenado”, explicó Agustín Uranga en su paso
De las fotos a la base de datos más grande del agro
El camino no fue sencillo. Para entrenar a los modelos de inteligencia artificial no había bibliotecas disponibles. ZoomAgri tuvo que construir su propio banco de imágenes de granos de soja, trigo y cebada. Hoy cuentan con más de 600 millones de fotos que alimentan los algoritmos.
Esa base de datos es el corazón de dos grandes líneas de negocio: la determinación de calidad física y la identificación varietal. En este último punto, la tecnología de Zoomagri incluso superó la capacidad del ojo humano.
“Con IA podemos diferenciar variedades de cebada, trigo y soja, algo que antes parecía imposible”, destacó Uranga.
Crecimiento y expansión internacional
Lo que comenzó como una pequeña startup hoy emplea a 80 personas y tiene presencia en 25 países, con oficinas en Argentina, Brasil, España y Australia. Además, la compañía avanza en su desembarco en Canadá y Estados Unidos.
El modelo de negocio está orientado principalmente a la industria: acopios, molinos, exportadores y laboratorios que necesitan resultados rápidos y precisos. “En cebada ya analizamos el 100% de la cosecha industrial en Argentina, y en trigo alcanzamos el 40%. Antes era impensado”, remarcó Uranga.
De la innovación local al aval oficial
La masiva adopción por parte de la agroindustria abrió también la puerta al reconocimiento oficial. En los últimos años, el Estado aprobó la tecnología de identificación varietal de ZoomAgri como método válido, junto a los tradicionales como ADN o electroforesis. Esto permite agilizar controles, reducir costos y garantizar la trazabilidad de la producción.
Próximos pasos y nuevos desafíos
Actualmente, la empresa está en un proceso de transición tecnológica: pasar de escáneres a cámaras que permitan automatizar al 100% el análisis de las muestras dentro de los calados y laboratorios. Al mismo tiempo, avanza en proyectos con tecnología de infrarrojo cercano (NIR), que podría medir parámetros internos del grano como capacidad germinativa o falling number en trigo.
Además, ZoomAgri proyecta expandir sus soluciones hacia otras industrias, como la del fracking, analizando calidad de arenas, y el desarrollo de aplicaciones móviles que permitan a productores acceder a diagnósticos rápidos desde el celular.
La mirada hacia adelante
Para Uranga, el potencial de la inteligencia artificial en el agro es “impensado”. Imagina un futuro donde todo el flujo de granos sea digitalizado y trazable, desde la siembra hasta el ingreso a las plantas. Incluso visualiza camiones equipados con cámaras capaces de analizar la totalidad de la carga en pocos minutos.
“Estamos ante una oportunidad de generar un círculo virtuoso: si la industria paga más por la calidad, el exportador puede trasladar ese beneficio al productor. Y todo gracias a herramientas que nos permiten tener más información y mejores decisiones en tiempo real”, concluyó el fundador de ZoomAgri.